La formación de los niños no tiene comparación

Todo lo que se pueda hacer por ellos, además de lo básico y en ello incluimos su formación en la disciplina, la convivencia y el ejercicio físico y mental siempre será agradecido no sólo por los padres de familia, también por la sociedad entera.

Porque están sembrando la semilla de los buenos hábitos, el sentido de la vida y sobre todo el sentimiento más noble, humilde y generoso que el ser humano pueda concebir y transmitir: el amor.

Díganme cualquier directiva o entrenador de la Liga Pequeña si no han encontrado el secreto de la vida en el amor de los niños, ese amor, valga la redundancia, que nace de la conciencia, se transforma en la mente y se metaboliza en el cuerpo, conduciéndolo al sendero de la felicidad.

Y no me refiero a los ganadores, las victorias que todos deseamos y buscamos son en buena parte circunstanciales, conducen a la euforia, alegría nada comparable a las derrotas, donde nace el espíritu de superación y moldea el carácter, indispensable para levantarse cada vez que se tropiece en la vida.

Esa labor tan importante en un mundo como el de ahora, donde el ser humano está ocupado en consumirse en estímulos efímeros como consecuencia de una vida sin sentido, sin esperanza ni fe, lo realiza actualmente en esta población la señora Elvia Román de García y damas y caballeros que la acompañan al frente de la Liga Pequeña de Beisbol Sabinas Hidalgo, A.C.

Ese ideal es producto del programa mundial con sede en Williamsport, Pennsylvania, que llegó a México allá por 1956 ó 57 y 10 años después aquí por iniciativa de Esteban Gutiérrez Garza, y desde entonces con altas y bajas se han mantenido las relaciones con las demás Ligas del estado, el país, inclusive del extranjero.

Sin ir muy legos, el sábado 12 de abril, nos honraron con su presencia las organizaciones de Escobedo y Las Puentes de San Nicolás para sostener juegos amistosos, independientemente del resultado, que en nota aparte daremos a conocer, el motivo de este humilde escrito es para agradecerles su visita, dedicándoselos como un reconocimiento a su actitud en beneficio de los infantes de su comunidad y de la humanidad entera, porque la formación de los niños no tiene comparación.